Una óptima función visual requiere que el sistema visual reciba un aporte adecuado de nutrientes a través de la dieta.
Para que este proceso sea posible, es necesario que el sistema digestivo, (puerta de entrada de nutrientes) esté regulado, siendo deseable corregir cualquier alteración que pudiera haber como por ejemplo, diarreas, estreñimiento, etc.
Asimismo, es importante recordar que una vez absorbidos, los nutrientes de la dieta han de alcanzar el sistema visual a través del sistema circulatorio. Por tanto, cualquier condición que pueda afectar el buen estado de los vasos sanguíneos, va a comprometer la llegada de nutrientes a los ojos, especialmente si se tiene en cuenta que están irrigados por vasos muy finos.
Diabetes, colesterol o hipertensión son algunas de las enfermedades que pueden comprometer la llegada de nutrientes a nuestro sistema visual.
El estrés oxidativo es un proceso fisiológico natural, que en exceso y sostenido en el tiempo puede generar un deterioro progresivo de múltiples funciones en el organismo. Está relacionado con varios problemas de baja visión como glaucoma, degeneración macular, etc.
Una dieta equilibrada y una mayor ingesta de alimentos ricos en nutrientes antioxidantes (vitaminas, minerales, etc.) pueden contribuir a contrarrestar el efecto dañino de un excesivo estrés oxidativo.